"No puedo creer que estoy en el cuerpo de Lily ahora mismo", dije, tomando una foto de mí misma en el bikini de Lily.
Lily era, es la mejor amiga de mi hija, se estaban preparando para ir a la playa cuando esta misteriosa e intensa tormenta llegó. Escuchamos un fuerte estruendo afuera que sonó como un rayo golpeando algo, y un destello de luz iluminó el interior de la casa. Cerré los ojos con fuerza instintivamente, y luego cuando los abrí, estaba mirando el cuerpo de Lily en la habitación de mi hija en su espejo, ¡solo que yo estaba en el cuerpo de Lily! Rápidamente corrí a la sala de estar para ver mi antiguo cuerpo mirando sus brazos. Ambos nos giramos para mirarnos, con los ojos muy abiertos.
"¿Lily?", pregunté con cautela, bajando un poco la mirada cuando escuché mi nueva voz.
Mi cuerpo asintió con la cabeza. "Sr. Cralfield, ¿cómo sucedió esto?"
Sacudí la cabeza, mechones de cabello rubio cayeron frente a mi rostro y los aparté.
—¡No lo sé! ¿Quizás fue el relámpago?
Ambas corrimos hacia la ventana para mirar afuera. Había un poste de teléfono en el suelo, un viejo sin hogar afuera estaba asustado bajo la lluvia.
—¡Soy tan vieja ahora! —gruñó Lily.
—Oye —respondí—, no soy tan vieja. Solo tengo 38 años.
Lily me miró, —eres 18 años mayor que yo, ahora soy vieja.
—Está bien, es justo. ¿Entonces qué hacemos? ¡No puedo ser una chica de 20 años!
Aunque en mi cabeza estaba sonriendo, Lily estaba buena, muy buena. Siempre me lo guardaba para mí porque era demasiado joven para mí, pero estaba un poco emocionada ante la perspectiva de tener su cuerpo todo para mí. No solo poder mirar y tocar su cuerpo cuando estaba desnudo, sino realmente sentir lo que ella siente. Además, con la juventud, era bastante atractivo.
Lily simplemente bajó la mirada y se metió las manos en los bolsillos. "No sé, supongo que fingiremos ser la otra hasta que podamos solucionar esto", dijo mientras se desplomaba en el sofá.
Estaba a punto de abrir la boca y decir algo, cuando mi hija salió del baño.
Hola Lil, tu teléfono está sonando", dijo mientras me lo entregaba.
Miré a Lily y ella asintió.
"¿Ho-Hola?", tartamudeé, todavía no me había acostumbrado a mi voz.
"¿Lily? Soy mamá, ¿estás bien en la casa de Cheyenne?"
"Uhm, sí mamá", me encogí, eso era extraño "¿por qué? ¿Pasó algo en casa?"
"No tenemos electricidad, cariño, y es demasiado peligroso conducir, ¿por qué no le preguntas a John si puedes quedarte a pasar la noche?"
Hice una pausa y aparté el teléfono de mi oreja. "Hola, señor Cralfield", dije tratando de sonar normal, "¿puedo quedarme a pasar la noche? "Mi casa se quedó sin electricidad".
Lily prácticamente suspiró aliviada y asintió de nuevo, echando la cabeza hacia atrás sobre el sofá.
"¡Sí, él dice que está bien!"
Miré a Cheyenne, que tenía una gran sonrisa en su rostro.
"¡Sí, gracias, señorita Kies!"
"¡Cheyenne dice gracias, mamá! Vale, vendré a casa por la mañana, te quiero, ¡adiós!"
"Adiós, cariño", dijo mientras terminaba la llamada.
Lily nos pidió pizza para comer y más tarde, cuando Cheyenne estaba dormida, llamé a mi puerta.
"Lily, ¿estás despierta?"
Abrió la puerta aturdida en mi ropa interior, ¿y era de un color diferente?
"¿Viste mi pene?"
Retrocedió, tímida por la vergüenza, "Lo siento, tenía curiosidad, ahora soy un hombre".
"Está bien, lo que sea, eso significa que puedo ver tus pechos entonces".
Estaba a punto de protestar cuando la miré. "Ah, uh, bien. "Bien, ¿qué necesitas?"
"Todo, necesitamos saber cómo hacernos pasar por el otro si vamos a estar estancados así por un tiempo".
Terminamos hablando durante horas, yo anoté cosas en su teléfono y ella anotó cosas en el mío.
"Bien, eso debería ser todo", dijo, "estoy cansada, necesito dormir".
"De acuerdo". Miré el reloj, eran solo las 12:30 am.
"Resolveremos esto, lo prometo", le dije, aunque no estaba muy seguro de si quería volver a cambiar de teléfono...
Salí a escondidas de mi habitación y me dirigí al baño por el pasillo. Encendí la luz y me miré por primera vez. El escote de Lily fue lo primero que vi, por supuesto. Bajé la mirada hacia los dos pechos gigantes que se asentaban perfectamente sobre mi pecho. Lentamente, me estiré y los ahuequé, dándoles un suave apretón. Una pequeña sensación placentera me recorrió el cuerpo y negué con la cabeza. Eso podía esperar, por ahora necesitaba dormir. Me cambié con el camisón que mi hija había dejado afuera para mí, disfrutando de ver mi cuerpo desnudo mientras lo hacía, sonriendo y pellizcando un pezón. Solté un chillido rápido y me tapé la boca con la misma rapidez. Mierda, eso se sintió increíble.
A la mañana siguiente conduje a casa, ya sabía dónde estaba la casa de Lily porque había dejado a mi hija allí muchas veces. Esta era la otra cosa que me emocionaba, los padres de Lily eran asquerosamente ricos. Ella vivía en una maldita mansión. Saludé rápidamente a sus padres y a su hermanastro y subí corriendo las escaleras. Ya me sentía mal y sabía que necesitaba una ducha, que también iba a ser mi primera exploración de ese cuerpo caliente. Un hecho que ya estaba haciendo que mi cuerpo vibrara de emoción.
Me quité la ropa lo más rápido que pude y me metí en la ducha. Enjabonarme fue lo más excitante que he hecho en mi vida. Apreté mis pechos y jugué un poco con los pezones, haciéndolos rodar entre mis dedos y apretándolos. Esta vez, mantuve mis chillidos en silencio, pero aún así disfruté de las sacudidas que recorrieron mi cuerpo. Luego deslicé mi mano hacia abajo, gimiendo mientras veía el agua caer sobre mis tetas. Esto me estaba excitando demasiado. Introduje un dedo y comencé a frotar, el placer me inundó como el agua que corría por mi espalda. Mis gemidos se hicieron más frecuentes y tuve que tratar de reprimirlos. Encontré fácilmente mi clítoris y lo froté con más fuerza, el placer aumentó exponencialmente. Empujé algunos dedos dentro y fuera de mi nueva vagina, cada vez más rápido. Comencé a sentir que la presión aumentaba debajo, estaba demasiado excitada tanto sexual como literalmente, este cuerpo se sentía loco.
"Oh, ¡me voy a correr, me voy a correr!" Dije con un jadeo entrecortado.
Unos segundos después de frotarme el coño y masajearme los pechos, llegué al orgasmo.
"Oh, joder, mmmmmm", dije, apretando con fuerza mis pechos y moviendo suavemente mi mano sobre mi vagina.
Estaba en el paraíso, espero no volver a cambiar nunca.
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